Cómo afecta la climatología extrema al rendimiento de tu coche
¿Sabes cómo afecta la climatología extrema al rendimiento de tu coche? Estamos seguros que no del todo.
Y, precisamente por ello, hoy hablaré de esto para que sepas la importancia que tiene este asunto.
Hoy vamos a hablar de algo que se suele pasar por alto hasta que, finalmente, da un susto: cómo influye la climatología extrema en el rendimiento de tu coche.
Porque sí, el tiempo que hace fuera tiene mucho más que ver con el comportamiento de tu vehículo de lo que podrías imaginar.
Y es que, a lo largo del año, los cambios de temperatura, la humedad, la lluvia, el calor e incluso la altitud pueden modificar la forma en la que el motor responde, cómo se comportan los neumáticos o el estado general de los componentes.
Y si no lo tienes en cuenta, acabarás gastando más combustible, desgastando antes las piezas o, peor aún, sufriendo averías que podrías haber evitado con un poco de previsión.
Desde nuestra experiencia en el taller, te aseguramos que el clima no perdona.
Por eso, te queremos explicar cómo afecta cada situación y qué puedes hacer tú para mantener el rendimiento de tu coche en su punto más óptimo, sin importar si vives en una zona de calor extremo, frío intenso o lluvias constantes.
Te contamos cómo afecta la climatología extrema al rendimiento de tu coche tanto en frío como calor
Para que puedas aprender de las diferentes situaciones que te puedes encontrar, hablaremos por separado de las temperaturas extremas en calor y en frío para que tengas la mejor información posible.
Sin más dilación, atento a la información que viene a continuación:
El calor extremo: enemigo silencioso del motor y los neumáticos
Cuando llega el verano y las temperaturas superan los 35 ºC, tu coche sufre.
Y mucho.
Básicamente porque el motor, al trabajar a temperaturas muy altas, los líquidos se evaporan antes y los neumáticos pueden llegar a deformarse si no están bien inflados.
Por otro lado, uno de los mayores problemas que vemos en Talleresclaxon.com durante los meses más calurosos es el sobrecalentamiento del motor.
El motivo es que cuando el sistema de refrigeración no está al día, ya sea por un radiador sucio, un termostato defectuoso o un nivel bajo de líquido refrigerante, el calor ambiente agrava el problema.
Y el motor tiene que trabajar más para mantener su temperatura óptima, lo que aumenta el consumo y el desgaste.
Además, el aceite del motor se degrada antes con el calor.
Si no usas la viscosidad adecuada para la temporada, el lubricante pierde sus propiedades y eso puede provocar que las piezas internas se rocen más de lo debido.
En otras palabras: el calor puede acortar la vida útil del motor si no se controla.
Por sí fuera poco, los neumáticos también sufren con las altas temperaturas.
El asfalto caliente incrementa su presión y los desgasta más rápido.
Por eso es importante revisarlos cada poco tiempo y asegurarte de que están inflados según las recomendaciones del fabricante.
Piensa que un neumático demasiado inflado no solo reduce el confort de marcha, sino que también disminuye la adherencia y aumenta el riesgo de reventón.
Y no olvidemos el sistema de climatización.
En días calurosos, el aire acondicionado se convierte en tu mejor aliado, pero también en un componente que consume energía y, por tanto, afecta al rendimiento del vehículo.
Si notas que enfría menos o que huele raro al encenderlo, probablemente necesite una recarga o una limpieza del filtro de habitáculo.
El frío y las bajas temperaturas: un reto para la batería y el arranque
Cuando llega el invierno, todo cambia.
Las bajas temperaturas hacen que los líquidos del coche se espesen, el motor tarde más en alcanzar su temperatura óptima y la batería sufra más de lo normal.
De hecho, el frío extremo es uno de los principales enemigos de la batería.
Cuando las temperaturas bajan de los 0 ºC, su capacidad de arranque puede reducirse hasta un 40 %.
Por eso, muchos de los problemas de arranque en invierno tienen su origen ahí.
Así que nuestra recomendación es que revises la batería antes de que llegue el frío y no esperes a que el coche no encienda una mañana de helada.
También es fundamental revisar el anticongelante porque no se trata solo de evitar que el agua del radiador se congele, sino de mantener el motor protegido contra la corrosión y el sobrecalentamiento cuando vuelva el calor.
Y es que un líquido refrigerante de calidad y en buen estado, te asegura que el sistema de refrigeración funcione correctamente durante todo el año.
Los neumáticos de invierno, por otro lado, son otro punto clave.
Su composición y dibujo están pensados para mantener la adherencia cuando las temperaturas bajan de los 7 ºC.
Si vives en una zona donde las heladas son habituales e incluso nieva, vale la pena tener un juego de neumáticos específicos para invierno porque, tu seguridad y el comportamiento del coche, lo agradecerán.
Y, por último, un consejo que doy siempre en el taller: no aceleres nada más arrancar el coche en frío.
Deja que el motor se estabilice durante unos segundos.
Así, el aceite se distribuirá correctamente por todas las partes móviles antes de exigirle esfuerzo.
Lluvia, humedad y charcos: enemigos del sistema eléctrico y de los frenos
El agua es una de las condiciones más traicioneras para el coche.
No solo por el riesgo de aquaplaning, sino también por el efecto que tiene en los componentes eléctricos y los frenos.
Cuando conduces bajo lluvia intensa, el sistema de frenos puede perder eficacia, los discos y las pastillas se mojan y eso reduce el rozamiento.
Si notas que el pedal se vuelve más blando o que el coche tarda más en detenerse, no entres en pánico: pisa ligeramente el freno varias veces para secar los componentes.
Por supuesto, la humedad constante también afecta al sistema eléctrico.
Los conectores y las centralitas modernas están bien protegidos, pero si el agua se logra filtrar, puede provocar fallos intermitentes o incluso cortocircuitos.
En Talleresclaxon.com hemos visto más de un caso de luces que se encienden solas, sensores que fallan o ventanillas que dejan de funcionar tras un temporal.
Por eso, tras conducir bajo lluvia fuerte o atravesar charcos, es buena idea revisar los bajos del coche para que te puedas asegurar de que no haya quedado agua acumulada.
Y, si notas olores extraños o fallos eléctricos, no esperes: tráelo al taller cuanto antes.
Viento, polvo y arena: los grandes olvidados del mantenimiento
Hay condiciones que no parecen tan extremas, pero que también afectan al rendimiento del coche.
El viento, por ejemplo, aumenta la resistencia aerodinámica y hace que el consumo se dispare, sobre todo en carreteras abiertas.
Por ello, si viajas con mucho viento lateral, notarás que el coche “flota” un poco.
As que mantén ambas manos en el volante y evita movimientos bruscos.
Además, el polvo y la arena, típicos en zonas secas o cerca del mar, son igual de dañinos.
Se cuelan por los filtros de aire, ensucian el motor y afectan al rendimiento.
Un filtro de aire sucio puede aumentar el consumo y reducir la potencia.
Por eso, en entornos con mucho polvo, conviene cambiarlo más a menudo de lo que indica el fabricante.
Y es que, el aire salino de las zonas costeras acelera la corrosión.
En esos casos, lavar el coche con frecuencia, incluidos los bajos, es más que una cuestión estética: es una forma de proteger la carrocería y los componentes metálicos.
Cambios bruscos de clima: el enemigo invisible
No hace falta vivir en el desierto o en la montaña para que el clima afecte al coche.
A veces, los cambios de temperatura entre el día y la noche son suficientes para alterar la presión de los neumáticos, generar condensación en el interior o afectar la lectura de algunos sensores.
Un ejemplo típico son los sensores de presión de neumáticos (TPMS).
Con los cambios bruscos de temperatura, la presión varía y el sistema puede dar falsos avisos.
Si ves el testigo encendido pero los neumáticos están bien, probablemente se deba a esa variación térmica.
Otro efecto común es la condensación en los faros o en el interior del coche.
Aunque suele ser temporal, si la humedad no se disipa, puede indicar que hay una junta o sellado deteriorado.
Al inal, revisar estos detalles evita que el agua acabe afectando a componentes más costosos.
¿No crees?
¿Cómo mantener el rendimiento de tu coche frente al clima extremo?
Después de tantos años viendo pasar coches por el taller, te podemos resumir algunos consejos de mantenimiento que marcan la diferencia:
- Revisa líquidos cada temporada: Aceite, refrigerante, líquido de frenos y limpiaparabrisas. Todos se comportan diferente según la temperatura ambiente.
- Controla la presión de los neumáticos: Esto lo debes hacer al menos una vez al mes. El calor los infla más y el frío los desinfla.
- Cambia los filtros a tiempo: Cambia los del aire, aceite, combustible y habitáculo. Son la primera defensa frente a la suciedad y la humedad.
- Cuida la batería: Si tiene más de tres años, hazle una prueba de carga antes del invierno.
- Protege tu coche del sol directo: Usa parasoles, busca sombra y encera la carrocería. Así evitarás que los plásticos y la pintura se deterioren.
- Lava el coche con frecuencia: Esto hazlo especialmente si vives en zonas de polvo o cerca del mar.
- Haz revisiones periódicas: Un pequeño ajuste a tiempo te puede ahorrar una avería mayor.
Tu coche también siente el clima
Como puedes ver, la climatología extrema afecta al coche más de lo que sueles pensar.
No se trata solo de evitar que el motor se sobrecaliente o que los frenos se mojen, sino de adaptar el mantenimiento del vehículo a las condiciones del entorno.
En Talleres Claxon, lo vemos cada día: vehículos que podrían rendir mucho mejor con simples ajustes estacionales.
Por eso, te animamos a prestar atención a los pequeños signos que tu coche te da cuando cambia el tiempo.
Un ruido distinto, una luz en el cuadro o una sensación diferente al conducir, pueden ser señales de que algo está siendo afectado por el clima.
¿Notas que tu coche se comporta diferente con el clima? Te ayudamos en Talleresclaxon.com
Si has notado que el rendimiento de tu coche cambia con el calor, el frío o la humedad, no lo dejes pasar.
En Talleres Claxon revisamos tu vehículo a fondo y te aconsejamos cómo protegerlo frente a la climatología extrema.
Y además haremos:
- Revisión completa del sistema de refrigeración.
- Diagnóstico de batería y carga.
- Revisión de neumáticos y frenos.
- Control de líquidos y filtros.
- Servicio de mantenimiento estacional.
Pide tu cita o acércate a nuestro taller.
Te ayudaremos a que tu coche rinda al máximo durante todo el año, sin importar el tiempo que haga fuera.
Porque, en Talleres Claxon, cuidamos de tu coche como si fuera nuestro.
¿Eras consciente de que afecta a climatología extrema al rendimiento de tu coche?


